Por motivos de la vida conozco a varias personas que usan sillas de disminuidos por diferentes razones. Me dí cuenta que, los que las usan continuamente ( todo el día) incluso para comer, tenían varios problemas. La silla se mancha a menudo y como son telas acolchadas, se limpian mal y se secan peor y también son difíciles de quitar. Si a esto le sumamos que en invierno llevan una manta por encima que se cae constantemente y que son aburridas de color el resultado es un desastre. Por este motivo se me ocurrió la idea de hacer fundas y sacos para estas sillas que, además de ponerse rápido y fácilmente y ser lavables, son a la medida y con una maravillosa gama de tejidos para hacerla lo más alegre posible. Los sacos van sujetos de una forma cómoda y dependiendo del usuario con suficiente tamaño para permitir movimiento. Para que os hagáis una idea son como las que hay para sillas de bebé y niño pero un poco adaptadas a las necesidades del usuario.
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